El Temach vuelve a atacar la libertad de expresión de Sasha, hijo de Shakira
Mientras Shakira conquistaba escenarios mexicanos con su gira "Las Mujeres Ya No Lloran" en abril de 2025, su hijo Sasha, de tan solo 9 años, disfrutaba de la infancia con la alegría y libertad propias de un niño que se siente amado. Sin embargo, la inocencia infantil se vio empañada por los comentarios de Luis Castillejo, el controvertido influencer mexicano conocido como El Temach.
Desde la plataforma de sus redes sociales, El Temach no dudó en señalar y ridiculizar al menor.
Con una perspectiva cargada de prejuicios, el influencer acusó a Sasha de tener ademanes "amanerados" y atribuyó esta supuesta característica a la ausencia de una figura paterna en su crianza. Además, sugirió que el niño "necesitaba actividades masculinas" como una forma de "corrección". Estos comentarios desataron una fuerte reacción en redes sociales, donde miles de usuarios expresaron su indignación ante lo que consideraron un ataque injustificado a un niño, basado en estereotipos de género dañinos y una visión tóxica de la masculinidad.
La polémica se centró en la cuestionable actitud de un adulto que utiliza su plataforma para avergonzar públicamente a un menor, todo en defensa de una idea retrógrada y limitante de lo que significa "ser hombre". La crítica no se hizo esperar, señalando la cobardía de atacar a quien no tiene las herramientas ni la obligación de defenderse de este tipo de juicios.
Ante la oleada de repudio en redes sociales, El Temach lejos de retractarse, optó por victimizarse. Llegó incluso a insinuar una supuesta demanda por parte de Shakira (información que no ha sido confirmada), utilizando esta narrativa para solicitar apoyo legal a sus seguidores, en un intento de transformar su cuestionable accionar en una especie de "heroísmo".
Sin embargo, la realidad es clara:
No hay valentía en atacar a un niño. Solo se evidencia una actitud cobarde y la perpetuación de un modelo de masculinidad dañino que busca encasillar y reprimir la libre expresión.
Este caso trasciende la figura de Sasha. Pone de manifiesto la situación de miles de niños y niñas que diariamente son reprimidos por un sistema de creencias que aún asocia la ternura con un género específico, que considera la sensibilidad como una debilidad y que mira con suspicacia cualquier manifestación de movimiento y expresión corporal libre.
Es precisamente en este contexto donde la urgencia del feminismo se hace más evidente. La lucha no se limita a la liberación de las mujeres; abarca la necesidad de criar hijos, hermanos y niños libres de las restrictivas jaulas del machismo. La incomodidad que genera la libertad de un niño al bailar revela el temor de quienes se aferran a un pasado donde la misoginia dictaba las normas.
Afortunadamente, como muchos señalan, ese futuro donde la libertad de ser y de expresarse es un derecho fundamental para todos, sin importar el género, ya ha comenzado a construirse.
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